viernes, 29 de abril de 2016

En la casa de la infancia


"Vendrá la soledad
como una araña"
Fernando García


Fernando García, autor del libro Sinsonte, cuento infantil reseñado por Elkin Obregón. Cuento para sentir y disfrutar en una casita en el campo con muchas flores y viento. También es autor del libro de poemas Del posible adiós. Un libro para leer con un buen trago de ron porque te sacude en densidad y emotividad. 

Fernando nació en 1961 en Bello, en la actualidad reside en Copacabana y es Coordinador de la Biblioteca Municipal de Girardota. Es filósofo egresado. Ha participado como invitado al Festival Internacional de Poesía de Medellín. Hoy, nos acompaña con un hermoso texto sobre la poesía: 

En la casa de la infancia

En la casa de la infancia habitaba sin cesar, la poesía. Un universo cabía en cada grieta de los muros, hacíamos el mar en el patio al juntar las manos bajo la lluvia, y el sol al pegar en nuestros ojos cada día nuevos, nos develaba las maravillas de lo nimio. Y cuando arrullados mordimos pecho y palabra, el sabor del idioma se dejó venir con toda su carga de historia y música. Ardía el fuego de los vocablos que nos asombraron por primera vez… Tiene el poeta el deber de recuperar para todos los hombres ese lenguaje primitivo, escuchado y vivido en la casa de su infancia, y que vaga por ahí en las plazas y en las cocinas, en una vieja canción, en los cafés o en su cuarto. Palabra y sentimiento que cincelan, a veces sin saberlo, el espíritu hondo de su momento histórico, voces hondas en las que subyacen los rizomas del ser. 

Le corresponde al poeta de este siglo, saturado de fibras ópticas y perseguido por los satélites que uniforman, bajar de nuevo a su soledad más dura, para seguir escarbando en las raíces del lenguaje, y en esta ganancia de conciencia, multiplicar el corazón de las palabras que alimentan el ser interior de todos los hombres. Ir enamorado detrás de la belleza, soñar con la hermosura de los elementos que se concuerdan, volver a descubrir que debajo de las cosas y los actos, habitan los vocablos que sueñan la hermandad verdadera del hombre nuevo que ha de venir. La poesía aguza la conciencia al descubrirnos este mundo, que no es más que todo lo que hemos soñado. 

Atrapado como un pez entre las redes de la cibernáutica y las moneditas bursátiles, el poeta se resiste solitario y a la vez ciudadano del mundo, a ser etiquetado como un jabón, porque en su soledad, absorto en su sentimiento, el poeta como un orfebre que entreteje con cada palabra un pedazo de la vida, sueña la realidad con los ojos muy abiertos, y sabe que tiene la obligación de contarle al silencioso corazón de cada hombre, la absoluta maravilla de estar vivo aquí y ahora, en esta hermosa Tierra. Este es un antiguo rito que lo religa al universo y que lo demarca como un ser revolucionario: el poeta con las palabras aunadas en un ritmo y en una mágica proporción, es un creador, y el hombre al reconocerse en ellas, renace. 

Pero son tristes también estos tiempos. Nunca hemos vivido sin hacer la guerra. La poesía tiene que alzar su bandera hecha de retazos de corazón en medio de la guerra, para marchar junto al pueblo y ser la voz que canta entre las cenizas. Ojalá que los satélites, fruto del trabajo de la mente del hombre, no sólo repartan la degradación de las palabras y las imágenes puestas al servicio de la mentira de unos cuantos poderosos, sino que traigan la esperanza del amanecer tranquilo que aun no nos llega. 

Paz, pan, más horas arrebatadas a la noria para vivir plenamente, y la esperanza de que algún día el hombre no será más el lobo del hombre.

3 comentarios:

  1. Como las palabras de los niños, el gorjeo de los pájaros, la lluvia serena y ligera, así ese texto que hoy se nos regala. No tiene otro oficio el poeta sino el de dejar plasmada en sus palabras la condición de soledad y errancia del hombre; tantas veces maquillada y cosificada como baratija de cacharrería.

    ResponderEliminar
  2. Como las palabras de los niños, el gorjeo de los pájaros, la lluvia serena y ligera, así ese texto que hoy se nos regala. No tiene otro oficio el poeta sino el de dejar plasmada en sus palabras la condición de soledad y errancia del hombre; tantas veces maquillada y cosificada como baratija de cacharrería.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Letras Rodantes, Muchas gracias por su comentario. Es muy agudo y sobre todo, muy generoso. Que tenga un bello día.

      Eliminar