martes, 20 de septiembre de 2016

Julio Cadavid, Anderson Lennys y Don Rimando llega cantando




El docente puede reformar su entorno si parte desde la pasión y la responsabilidad por enseñar. Esto, si para sus alumnos, más que un docente, es una especie de “niño líder”, uno que puede aterrizar los conceptos de los libros para demostrar que la vida es un juego que puede ser digno y divertido. Al menos, así lo asumen Julio Cadavid y Anderson Lennys, dos cantautores que recientemente se ganaron un estimulo del Ministerio de Cultura.

Para ambos fue una sorpresa ver la Resolución 1715 del 01 de Julio del 2016, del Ministerio de Cultura, donde comunica que para la Convocatoria: “Reconocimiento a la publicación de materiales pedagógicos o musicales para los procesos de formación”, los jurados por unanimidad otorgaron el estímulo a la cartilla “Don Rimando llega cantando”. En esa misma convocatoria, en la Modalidad “Reconocimiento a puesta en escena creativa en Homenaje a Maestro(s), que en 2016 cumplen su centenario de natalicio”, el municipio también ganó con el proyecto “Homenaje Girardota Celebra la Música” presentado por la Subsecretaría de Cultura. 

La propuesta de Julio y Anderson busca hacerle frente a los paradigmas de una educación que tambalea ante los avances del milenio. Por tanto, ellos, de manera muy lúdica, encaran las exigencias de una generación más creativa y veloz, al diseñar una cartilla para madres comunitarias y agentes educativos para que puedan, desde sus posibilidades, crear canciones y cuentos, desde la perspectiva de los infantes. 

Julio y Anderson entendieron que un bebé puede asimilar la primera palabra a los diez meses, a los dos años dominar trescientas y a los tres años dominar un promedio de mil palabras.

Esa primera palabra que se asimila a los diez meses se gesta desde el vientre. Por ello, Evelio Cabrero Parra en su texto La lectura anterior al texto escrito nombra la existencia de un “libro psíquico” que se lee y escribe desde el momento de la gestación con la voz de la madre. 

Es, entonces, el sonido de las palabras que luego se complementa con los gestos de los padres, el que potencia esa primera palabra que luego será cien, después mil y finalmente la representación de un mundo con múltiples significados. Este mundo se enriquece con la madre comunitaria o el agente educativo si cuenta con las herramientas necesarias y oportunas para ello. Por algo, planteaba el pedagogo Loris Malaguzzi que el niño está hecho de cien lenguas pero les robamos noventa y nueve y luego la escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo. Eso, y duele decirlo, es producto de no otorgarle a los agentes educativos las herramientas necesarias para que ayuden a los niños a soñar. Hecho que Julio y Anderson quieren evitar con la cartilla “Don Rimando llega cantando”. 

En la cartilla hay estrategias para que las madres comunitarias o agentes educativos puedan crear sus propias canciones y así, cuenten con diversas maneras de nombrar el mundo de sus alumnos, hacer un acompañamiento personal, desde el asombro, la imaginación, y las múltiples posibilidades del lenguaje y el sonido. Como una provocación, a continuación, les mostramos uno de los cuentos que aparecen en la cartilla. Los autores autorizaron la publicación. Es un cuento sencillo y sobre todo divertido. 

Los sentidos y la noche 

Era un lunes por la noche cuando los ojos, que eran bastante incrédulos, preguntaron a los oídos: 

–Oye, tú que escuchas todo alrededor, ¿puedes decirme qué sonido es ese que estoy viendo?

Los oídos, respondieron: 

–Es el sonido de la noche. 

Los oídos que eran bastante entrometidos, en medio de la curiosidad le preguntaron a la lengua: 

–Oye, tú que sabes de sabores, ¿puedes decirme a qué sabe la noche? 

La lengua, que era muy golosa, en medio de su sabiduría, lanzó una tierna sonrisa, pues le parecía que la pregunta de los oídos era muy inocente, pero sobre todo, muy fácil de responder. 

–Claro que sí. Asintió la lengua: ¡La noche!, la noche sabe a oscuridad, que con una pizca de estrellas y media luna mezcladas, se parece al sabor de un pastel recién horneado. 

–Muy interesante, demasiado interesante. Respondió la nariz, queriendo que le preguntarán por el olor de la noche. 

Inmediatamente aparecieron los dedos, que sabían que la nariz era muy presumida y que prescindía de saberlo todo, por eso preguntaron: 

–Es confuso para nosotros oír o ver, pues tenemos otra manera de hacerlo, sin embargo, dentro de nuestro talento no podemos identificar olores, ya que tú posees una punta respingada así como tu humilde conocimiento, dinos, ¿a qué huele la noche? 

La nariz un poco, o más bien bastante confusa, empezó a oler disimuladamente una y otra vez porque no sabía a qué olía la noche, pero para no quedar mal respondió: 

–La noche, claro... pues la noche huele... mmmm huele aaaa.... ¡ah! ella huele a lo mismo que huele el día con la única diferencia de que en la noche el frio huele diferente al calor. Los otros sentidos se rieron sin que la nariz se diera cuenta de que se estaban burlando de su falsa sabiduría, pero algo de verdad había en su respuesta, la noche era fría y el día caluroso. 

No conforme con su respuesta agregó: 

-La noche huele al romance entre dos, pero si los dedos tienen una mejor respuesta pues que lo digan, quiero saber que se siente tocar la noche. 

Los dedos sabían tanto acerca de la noche, que no dudaron por compartir su humilde respuesta. 

-Tocar la noche se siente fresca igual que la madrugada, se siente ligera igual que el agua, pero sobre todo, se siente eterna porque la noche cada vez que aparece hace que los sueños vuelen cuando los guardamos bajo la almohada. 

-Pssspssss sentidos, si todo eso es cierto, ¿porqué no salen y le preguntan a la misma noche?, maestra y dueña de los sueños y gran amiga mía, dijo la luna, que sin querer lo había estado escuchando absolutamente todo. 

Los sentidos sintieron que lo que decía la luna tenía mucho sentido, así que decidieron cuestionar esa noche a la misma Noche. Buenas noches, Noche, discúlpanos si te interrumpimos, sabemos que justo ahora estás inspirando a más de uno e hilando los sueños de muchos, pero no te vamos a quitar tu valioso tiempo. 

-¡Claro!, en qué puedo ayudarles, respondió la Noche. 

-Solo queremos saber cinco cosas: ¿tú a qué hueles, a qué sabes, cómo te ves, cómo te oyes y cómo se siente ser la noche? 

-Yo soy todo lo que cada uno de ustedes dice y muchas cosas más, soy el cantar de los grillos, soy el olor de las flores, soy el sabor de las cocinas, el calor de las chimeneas, soy el despertar de los soñadores que me sienten como suya cuando necesitan decir cosas bellas, además, de mí depende el descanso de cada uno de ustedes. 

La Noche que no deja de ser traviesa, decidió no entregarle a los sentidos todas las respuestas, les dijo sin ni siquiera pensarlo, que deberían indagar a los más soñadores. Si quieren saber un poco más, pues pregúntale a un niño, ellos son sabios y conocedores de todo lo que se puede saber de la Noche y los sentidos, un niño puede incluso decir más de lo que esperas.

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