El hombre conoce solamente lo aparencial, lo esencial de las cosas, lo no numérico, es incognoscible.
Arthur Schopenhauer
María Irma Rodríguez Sánchez es una mujer esencial. Por tanto, invisible. Pues, lo esencial, que por lo general es sutil, pasa inadvertido a los ojos. Por ello, muchos son incapaces de percibirlo, menos comprenderlo, y optan por ignorar aquello que necesitan por miedo al abandono. Cuando debería ser al contrario.
Irma nació en Girardota el 10 de mayo de 1961. Fue la décima hija de José Rodríguez y Adelina Sánchez. Vivió en la verada Encenillos hasta los 11 años. Creció en una casa campesina donde había gallinas, vacas, caballos. También, cultivos de yuca, papa, tomate, cebolla, café, maíz.
Desde pequeña jugaba a ser cantante. A sus ocho años le decía a la mamá: “A los quince años voy a estar en tercero de bachillerato y seré cantante”. La madre incrédula le respondía: “No sueñes con eso que eres una simple campesina. ¡Duérmase a ver, qué ojos verán eso!”
Irma creció sola. La mayoría de sus hermanos se habían ido de casa y tenía pocos amigos de su edad. Por tal motivo, se inventaba juegos. Por ejemplo, utilizaba la tuza de la mazorca como el cuerpo de una muñeca, los pelos de elote como la cabellera y el capacho como el vestido. Así armaba un grupo musical de muñecas de maíz. Incluso, con una grabadora averiada se imaginaba en un estudio de grabación.
En la escuelita Nuestra Señora del Rosario cantaba en los actos cívicos Cuatro milpas de Antonio Aguilar. “Los potreros están sin ganado,/ la laguna se secó/ la cerca de alambre que estaba en el patio/ también se cayó”. Tal vez, era una profecía de lo que sería su carrera artística. Pues era una niña adelantada. Aprendió a leer y a escribir en dos meses. En segundo la promovieron a tercero.
Manuel Rodríguez, un hermano mayor, le ayudaba con las tareas. Se sentaban en el corredor, en unos troncos de madera que funcionaban como sillas y escribían en un pupitre que le habían regalado en la escuelita. Además, aprovechaban la luz de la tarde. También, se habían fabricado un candelabro de barro para utilizar la luz de las velas. Pues, a las siete había que dormir. La casa tenía un cuarto, el de los papás y una sala donde dormía el resto de la familia.
Irma fue la única que estudió, a pesar de que su padre, José Rodríguez, quería lo mismo para todos. Él tenía la posibilidad de ayudar a sus hijos. Trabajaba como arriero con Pepe Sierra, uno de los hombres más ricos de Girardota. José arriaba las yeguas desde el corte hasta la máquina del trapiche.
Cuando Irma terminó quinto la familia se trasladó para Bello. Desde allá viajaba al liceo Manuel José Sierra. Al año siguiente se mudan definitivamente para Girardota
La carrera artística
Ocho días después de cumplir quince años, Irma tarareaba una canción mientras arreglaba la casa. Evelio Cadavid, un amigo de la familia la escuchó e identificó el talento de la jovencita. “Me di cuenta de que tenía potencial musical. Me dije, si ella quiere, hay que encaminarla. Recuerdo que organicé 9 festivales de la canción a nivel inter-liceos, de los cuales ganó la mayoría. Al final la declararon fuera de concurso. Ella estuvo con grupos como: Los Isazas, El grupo de Don Alberto Carmona y Guillermo Sierra. Estoy seguro de que donde ella hubiera tenido más apoyo familiar y la hubieran dejado tomar sus propias decisiones, ella hubiera sido una gran artista. Ella dejó que otros tomaran decisiones por ella”, afirma Evelio, integrante del grupo Ruby.
Irma ganó en Caldas (Calcanta), en Yarumal, en Ituango. Hizo parte del Coro de Fabricato dirigido por Don Luis Zapata. Su carrera era prometedora. Tanto que Miguel Cuenca, un músico importante de Copacabana, se interesó en ella y le recomendó pasar por Discos Victoria.
Llegó a Discos Victoria con la intención de grabar y consiguió trabajo como auxiliar contable. Al tiempo grababa un sencillo de dos canciones en 45 revoluciones por minuto. Su nombre artístico fue Sara Mirs. Estudió en el Conservatorio de la Universidad de Antioquia y luego se retiró.
Recuerda, algo pensativa, que el primer disco lo grabó al escondido porque un hermano decía que las cantantes eran mujeres de la vida fácil. Asimismo, sus padres empezaron a celarla. Cuando a ella lo que le importaba era la música. Al año iban grabar un elepé. Sin embargo, conoció la vida cristiana y se alejó de la música popular.
El muro de contención
Irma conoce un pastor. De esos que abundan y creen que tienen la verdad encerrada en el bolsillo del pantalón y su verdad es un manual de incoherencias. Con él tuvo tres hijos. El pastor fue el martillazo que paralizó el sueño de Irma. Por ejemplo, el discurso de libertad y amor al prójimo lo aplicó desde la posesión, los celos y la presión psicológica; El amor a Dios que es inyectarle fuerza a un sueño en el corazón, él lo coartó en Irma al obstaculizarle el camino musical; el respeto al otro, el pastor lo entendió desde las agresiones físicas y verbales. Es cuando Irma decide divorciarse.
Como muchas madres, Irma sacrificó su bienestar para brindarle estabilidad a sus hijos. Cuando, lo que consiguió fue soportar 17 años de dificultades y sacrificar su sueño de ser cantante. Aunque, un año antes del divorcio, grabó un casette de música mensaje espiritual. Al tiempo trabajó como vendedora de Servicios Fúnebres, luego en una inmobiliaria y en el 2014 ingresa a la Biblioteca Pública Municipal de Girardota.
Irma experimentó fuertes depresiones y, según ella, estuvo al borde de la muerte dos veces. En la primera permaneció en cama casi un año y los médicos no le identificaron enfermedad. La segunda fue una recaída de ocho meses. Sentía un muro de contención en el pecho que le despintaba la alegría de estar vida. Ni sus hijos la motivaban.
En el 2005, en una reunión espiritual le presentan a Franck Pavón, invidente, que tenía un estudio de grabación y la motivó a grabar. Grabó En gran soledad, bambuco; Santo, Santo, Santo flamenco (música y letra de su autoría); Salmo 23, balada; Sin ti Sería, balada. Franck le regala su proyecto musical.
Hace dos años participó en el festival Hato Canta de Girardota y se dio cuenta de que la voz no le daba. Fue a médicos, otorrinos, psicólogos y no encontraron una causa para explicar lo que le sucede. Se cree, que por lo que vivió en el matrimonio, lo que no dijo y acumuló, lo somatizó en las cuerdas vocales.
Ahora, su sueño es volver a cantar, seguir con la música mensaje espiritual y transmitirle a la gente paz. Sobre todo, que las personas crean en sus sueños y puedan perdonar. También, quiere viajar fuera del país.
Doña Irma la mejor, ¡¡¡Dios la bendiga siempre!!
ResponderEliminarGracias Noelia por tus buenos deseos. Abundantes bendiciones para ti. Un abrazo
EliminarMaría Noelia, gracias por su comentario, mujeres como Irma son las que veremos este mes en este espacio, donde todos contamos. Un abrazo
ResponderEliminarIrma, FELIZ CUMPLEAÑOS. Que se dejen ver los caminos más prósperos, las puertas más nobles. Salud, dinero,amor y mucha dura alegría para seguir guiando y conquistando lo mejor de tu ser.
EliminarHola Fernando, es una doble celebración. Gracias por su comentario
EliminarFelicitaciones Irma!
ResponderEliminarJhon, gracias por tu comentario. Bienvenido por este espacio.
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